COLABORACIONES

He visto cosas que vosotros no creeríais:   He visto anuncios de la tele en los que no salía ningún negro. He visto sorteos de la Lotería de Navidad en los que todos los niños de San Ildefonso eran españoles.  He visto programas de televisión que no estaban diseñados para adoctrinar a imbéciles.  He visto sindicatos que no eran pesebres de burócratas corruptos y no estaban subvencionados por el Gobierno.   He visto españoles que no eran borregos sumisos obedeciendo sin rechistar cualquier ocurrencia absurda del Poder.   He visto películas españolas que no denigraban nuestra Historia. He visto tertulias televisivas en las que los tertulianos no eran analfabetos. He visto médicos que no eran propagandistas de la industria farmacéutica.   He visto vacunas que inmunizaban, políticos que no robaban, militares que defendían la unidad de España, periodistas que no escribían al dictado del poder y ministros con título universitario sin falsificar.   He estado en bares en los que no te pregunta

Revista GALERNA Nº8  Con una metáfora que le costó años de cautiverio, torturas y humillaciones a manos de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, el gran Ezra Pound definió a la Usura como el cáncer del mundo. Pocas definiciones hay más certeras del poder financiero internacional que, para preservar su hegemonía, promovió y patrocinó el conflicto que ensangrentó al mundo entre 1939 y 1945. En este siniestro, pandémico y neonormal siglo XXI, estamos sufriendo en carne propia la devastadora metástasis del cáncer que diagnosticó el poeta. Los trampantojos y pretextos que utiliza la Usura internacional para justificar su intromisión venenosa en la vida de las naciones son distintos de los de hace noventa años pero el objetivo sigue siendo el mismo: El sometimiento de los pueblos, la degeneración de la cultura, el envilecimiento de la sociedad, la inmoral rapiña de la economía, la destrucción de la Tradición, la muerte de las naciones, la africanización de Europa… La élite financi

       ( Revista NOSOTROS Nº57. Otoño 2021 ) En estos tiempos de hediondez política en los que la tergiversación histórica, el analfabetismo prepotente y la endofobia obligatoria se han convertido en las principales señas de identidad del Régimen que padecemos desde 1978, resulta refrescante e higiénico releer las crónicas de otras épocas de nuestra Historia reciente antes de que las omnipresentes Policías del Pensamiento Único, inquisiciones de la mentira histórica y demás sanedrines progresistas lo prohíban del todo. Leyendo, por ejemplo, las notas que escribió el gran Josep Pla el día en el que se proclamó la Segunda República, vemos como el papanatismo, la picaresca y la cobardía de la casta política no son cosa de ahora sino que hunden sus raíces en la más rancia tradición parlamentaria del liberalismo hispano. El escritor, testigo de excepción del 14 de abril de 1931, desglosa en sus crónicas escritas sobre el terreno, casi minuto a minuto, el devenir de los acontecimientos q