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“JOKER” LA PELI QUE NO HA GUSTADO A LOS PIJIPROGRES.

Revista digital SOMOS nº 16 Octubre 2019



 Cuando la progresía menosprecia o se indigna ante algún producto de entretenimiento suele ser el indicio más fiable de que dicho producto merece la pena. Es lo que ha pasado con la película “Joker”, dirigida por Todd Phillips e interpretada por Joaquín Phoenix.


Y no se trata solamente, como en otras ocasiones, del ataque por parte de ese nuevo academicismo dogmático del mundo “friki”.  Es sabido que, desde un tiempo a esta parte, en ausencia de intelectuales -siempre tan incómodos- en nuestra sociedad, los referentes de la opinión pública han pasado a ser personajes variopintos: escritorcillos de quiosco, presentadoras de telebasura, tertulianos expertos en todo, actorcetes de subvención, futbolistas, “youtubers” y hasta cocineros.
 Una interesante subespecie en este ecosistema de “creadores de opinión” son cierta clase de los mal llamados “friquis”. Y no me refiero a los que, como el abajo firmante, tenemos una sana afición por la cultura pop y disfrutamos viendo la trilogía clásica de Star Wars, los Gremlins o los Cazafantasmas. No, nada de eso.
 Cuando hablo de friquis dogmáticos, estoy señalando a esa fauna pedante que desde algunos podcasts o canales de You Tube, imparte su doctrina inapelable sobre pelis, comics, libros o videojuegos.
 Suelen ser los tipos que saben recitar de memoria los apellidos de los operadores de cámara de Indiana Jones, los que conocen el color de los gayumbos de Spielberg cuando rodó Tiburón o los que pueden pasarse horas alabando los delicados matices de una fanfarria de John Williams, pero ignoran la fecha de la Conquista de Granada y creen que el General Prim es una abreviatura de Primo de Rivera. Esa gente.
Naturalmente, todos ellos profesan y alardean de un progresismo canónico y políticamente correctísimo. Nunca dicen, por ejemplo, “negro” sino “afroamericano” aunque estén refiriéndose a un actor nacido en Senegal. Jamás piropean a una actriz para que no los acusen de machistas. Son los que creen que la globalización y el esclavismo neoliberal son “lo moderno” frente a antiguallas como la lucha obrera. Utilizan normalmente palabras en inglés aunque existan veinte términos equivalentes en español y, bajo su amanerada y farisaica cortesía esconden un profundo desprecio hacia las clases inferiores.
A veces se ponen camisetas con el careto del Che Guevara pero pierden el culo por tener el último modelo de Mac o de Iphone. Son capaces de estar horas haciendo cola para ver la última película de Nolan pero jamás los encontrarás en una manifestación para defender el salario mínimo. Sin embargo, se sienten muy comprometidos políticamente porque colaboran con Greenpeace y admiran a la niña siniestra del cambio climático. Esa gente.
        Y a esa gente, la peli de Todd Phillips no les ha molado nada. Y no sólo porque la película carezca de tipos voladores con capa, efectos especiales gratuitos y guión para adolescentes oligofrénicos.
Ya se han hecho anteriormente películas sobre superhéroes con una calidad cojonuda y esta gente, salvo algún comentario despectivo sobre la falta de respeto al “canon” no ha dicho ni mú.
Hay que decir que la película, técnicamente, es notable. La música de  Hildur Guðnadóttir,  la chelista islandesa que le puso música a la serie Chernobyl, es perturbadora y se imbrica magistralmente en la acción, Joaquín Phoenix – que nunca fue santo de mi devoción- está, sin embargo, magnífico y hace una interpretación magistral llena de matices, la fotografía, más cercana a la atmósfera oscura y deprimente de un  film “noir” que a los habituales colorines al uso en las pelis de superhéroes, es magnífica. ¿Cuál es, entonces, el problema?
Pues el guión, claro.
Y es que la peli, en lugar de los manidos y sobados maniqueísmos infantiloides habituales en el género de superhéroes, toca temas incómodos como la enfermedad mental, el capitalismo salvaje y sus recortes en derechos sociales, la prepotencia de los millonarios o la falta de ´´etica de los medios de comunicación. Algo demasiado indigesto para estos pijiprogres que, a pesar de su postureo de salón, son, seamos claros, los tontos útiles del Pensamiento Único.


José Luis Antonaya   

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