Hace no mucho tiempo vi la serie sobre el desastre
nuclear de Chernobyl. Es una estupenda recreación del ambiente político y
social de la Unión Soviética. Las características inherentes a todo Estado
comunista (represión despiadada de la disidencia, control paranoico de la vida
de los ciudadanos, burocracia corrupta, fomento de la adulación al poder y sistemática
utilización de la mentira) fueron las culpables de que un desastre que se podría
haber evitado o, al menos, minimizado, provocase cientos de miles de victimas ¿Les
suena?
Hay una escena especialmente significativa que
describe magistralmente los modos y usos marxistas en su manipulación de la
opinión pública: Cuando, debido a la nefasta gestión de la crisis, la situación
se ha descontrolado trágicamente, los responsables de la central nuclear son
reunidos por el Comisario Político de la zona y, tras un discurso con retóricas
alusiones al sentido del deber de todo buen comunista, son animados a mentir
con la mayor desvergüenza negando cualquier peligrosidad al accidente nuclear. Como
era de esperar, la mentira, convertida en incuestionable versión oficial, aumenta
exponencialmente el número de víctimas. ¿Les suena?
Cuando uno escucha los embustes permanentes del
Gobierno pesoeropodemita, su censura feroz de cualquier crítica a su chapucera
gestión de la pandemia y el cinismo con el que sus portavoces, esbirros y
palmeros repiten las patrañas oficiales, pudiera parecer que su modelo de trabajo
estuviera diseñado por los comisarios políticos de Chernobyl.
Si se hiciese un “remake” de la exitosa serie, la
banda de Sánchez formaría un reparto mucho mejor que una empresa de casting.
El picoleto que reconoce sin pudor su labor de
persecución a cualquiera que critique a Pedro Sánchez sería un excelente
oficial del KGB. La jefa de los maderos que se parece a Falete quedaría de lujo
como delegada de la Lubianka. Y el “cientifico experto” del pelo sucio y la
risa tonta estaría muy convincente como jefe de seguridad de la central nuclear
que explotó.
Hasta
se podrían incluir tramas secundarias con la gran aventura espacial soviética y
darle un papel al ministro astronauta para que interpretase a la perrita Laika.
J.
L. Antonaya